En Trazos, centro de educación infantil en Albacete solemos hablar de la importancia de los primeros 1000 días de vida. Consideramos que son sumamente importantes para el desarrollo integral de un niño, es decir, de su intelecto y de su emotividad. Se debe a que, de sus primeros 3 años depende, en gran parte, que un peque crezca sano, vital, inquieto y curioso. Para ello, el componente afectivo y emocional en esta etapa infantil son fundamentales. Te contamos los motivos.
Los peques de entre 0 y 3 años son bien distintos entre ellos. A grandes rasgos, podemos dividirlos en dos grandes grupos: bebés (hasta los 2 años) y niños (de los dos años en adelante).
Los primeros no hablan (aunque se hacen entender) y conocen el mundo sintiendo objetos con sus sentidos. Los segundos son los llamados deambuladores que, con autonomía psíquica, caminan, ya hablan y comienzan el proceso de control de esfínteres. En ambos casos necesitan de un entorno facilitador de su desarrollo intelectual y psicológico, donde prime el estímulo del juego, la fantasía y la creatividad.
Ningún niño aprende solo ni desmotivado. Para crecer saludablemente todo pequeño precisa de adultos de su entorno que lo incentiven a aprender y a socializar; más bien que le enseñen a aprender.
La sed de conocimiento se contagia; el valor del conocimiento también. Ello supone que papá, mamá, abuelos y maestros, entre otros referentes significativos, los críen en libertad respetando sus gustos, sus intereses y su modo de conocer el mundo. Esta es la tarea de los mayores: educar desde el corazón.
El desarrollo afectivo de un niño se construye desde los cimientos, como una casa. Metafóricamente, su vida afectiva aloja a sus emociones y al modo de vincularse con los demás. En esta dirección, los valores que los adultos le transmitan a los niños en sus primeros tres años de vida son indispensables para que ellos conformen su personalidad de una manera saludable.
Lo que les digan y el modo en el que lo hagan constituyen la voz interna de esos pequeños (lo que, de grandes, se digan sobre ellos mismos). Para que se entienda: si una mamá dice a su hijo «estoy orgullosa de ti», sus palabras fortalecen la autoestima de su crío. Si en cambio un docente regaña a un peque a su cargo manifestándole «eres un desastre» ello va en detrimento de su autoconfianza y su seguridad.
En resumen, el rol de los padres y los maestros en la etapa infantil que comprende de los 0 a los 3 años es determinante. Su implicación en la crianza o la falta de ella marca la diferencia.
A esta edad los niños necesitan de un espacio que estimule su sano crecimiento y amplifique sus habilidades. Un ambiente adaptado a esta etapa infantil y a sus posibilidades a través de programas especiales (música, lectura, tecnologías, estimulación auditiva y «mates», entre otros).
Sí, porque las potencialidades de todo niño se construyen y se van incorporando poco a poco. Toda conducta que en los peques de 0 a 3 años se torna rutina, con el tiempo se vuelve hábito, y los buenos hábitos contribuyen a un desarrollo óptimo, sin duda.
Desde Trazos, guardería en Albacete, referente en estimulación temprana, nos enorgullece fomentar experiencias y tipos de acompañamiento que potencien el desarrollo de los bebés y los niños de hasta 3 años y sus primeros aprendizajes. Si tienes alguna inquietud sobre este u otros temas, no dudes en consultarnos. Amamos lo que hacemos y nos encantará orientarte.
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